martes, 6 de agosto de 2019

Relatos confusos: una moneda en el bebedero

Hace mucho frío y apenas puedo ver. Estoy llegando a casa a las tantas. Me estremece el sonido de la llave entrando por el cerrojo. Clac, clac, clac, clac. Giro la llave, pero no sin antes darme cuenta de que puedo sentir el viento pasando por el hueco de debajo de la puerta. Debí de dejarme alguna ventana abierta.

Una vez dentro apago la luz, que estaba dada, localizo la ventana y bajo la persiana, pero no del todo. Me gusta el silbido del viento al filtrarse entre sus huecos.

Sin motivo aparente, un libro cae al suelo y de inmediato escucho unos pasos apresurados que se acercan por el pasillo. Un día este gato me matará de un susto.